Javier Angulo, en Cannes 2017
28/5/2017.- Con buen tiempo (increíblemente no llovió este año) y una programación apabullante se desarrolló en Cannes su festival y, a un tiempo, su mercado de películas. Las dos más grandes citas cinematográficas del año en el mundo, que se celebran en 12 días en la pequeña ciudad de la costa mediterránea francesa, donde viven el mayor número de retirados de lujo y millonarios por metro cuadrado del universo y que recauda en los días del festival el 12 por ciento de todos los beneficios del año…
Un festival en el que se presentan las mejores películas de los más grandes directores y más telentosos del mundo disponibles (en varias secciones oficiales o paralelas) para ser avaluadas por más de 4.000 periodistas acreditados de todo el mundo en el Palacio del Festival y en otros grandes recintos. Y al tiempo un mercado en el que se ven diariamente unas 80 películas (entre ficción y documentales) de todo el mundo en una veintena de salas de cine repartidas por la ciudad. Un verdadero empacho de variado y buen cine de autor, mezclado con otras películas más comerciales o de gran público, pues en un mercado hay de todo.
Rebuscar cada día en el mercado esa película rara, atractiva, talentosa, esa joyita no es siempre fácil a la vista de lo mucho que hay que ver al día. Pero sí, claro, si salen películas que o bien han pasado desapercibidas a los programadores, o bien no han sido presentadas a tiempo o, sencillamente, han preferido no arriesgarse a las críticas. El caso es que, año tras año, en ese mercado nos vemos los programadores de la mayor parte de los grandes festivales del mundo “pescando” en las mismas aguas, intentado pillar la pieza rara y deliciosa que llevar a la boca de los público exigentes. Allí estaremos tratando de que no nos vean los competidores cuando, a la salida de las proyecciones, buscamos a la representante de la distribuidora para darles nuestra tarjeta y decirles que nos interesa la película o acudimos al stand de la distribuidora del mercado para asegurarnos que somos el primer festival en pedir la película que nos gusta en firme.
Solo una parte de todas esas películas tendrá en ese momento distribución en España y una mínima parte (si no la totalidad) carecerá de distribución internacional. Estas últimas son las joyas más preciadas puesto que todos aspiramos a que se estrene en nuestro festival y, como mínimo a nivel de Europa y, si no es posible, al menos, que sea en España. Pero, no nos engañemos, ni tratemos de engañar al público cinéfilo. La inmensa mayoría de películas que se estrenarán en nuestros festivales más importantes (con excepción de San Sebastián) habrán pasado todas por algunos festivales mundiales y europeos antes de llegar al nuestro y la inmensa mayoría tendrá distribución en Europa y España cuando las veamos en las pantallas de nuestros cines. Pillar una película que no haya sido estrenada en ningún lugar del mundo solo está al alcance de los festivales de categoría A en el mundo (Berlín, Cannes, Venecia, San Sebastián, Montreal y Mar del Plata, que yo sepa). Dejo al margen las españolas y alguna rareza que todos alguna vez hemos tenido la suerte de encontrar.
El cartel de la 62 Seminci, en varias revistas especializadas en el Festival de Cannes
Y los programadores de todos los festivales, los exhibidores con potencial de salas, los programadores de cine en televisiones, de todo el mundo, por miles, nos moveremos buscando películas que nos han gustado en el mercado, de las que pediremos links para verlas con nuestro equipo de programadores, interesándonos por películas que están en post producción y listas para Venecia, San Sebastián o Toronto… Y todos pululando entre más de medio millar de stands (de distribuidoras, productoras o cine de países pequeños), instalados en varias plantas del Palacio del Festival, además del centenar y medio de pabellones independientes que aquellas firmas e instituciones tienen al borde la playa de Cannes.
Y todo ello sin contar con las grandes distribuidoras de cine del mundo que se asientan en suites de los grandes hoteles y apartamentos a lo largo de toda la Croissette por los que habrá que pasar buscando esa buena pieza que queremos para nuestro festival. En resumen: más de 10.000 personas intentando vender, comprar o descubrir las películas que harán fortuna o prestigio en los próximos meses y que se llevarán los premios más importantes del cine.
Los tres programadores de la Seminci (Denise O´Keeffe, Luisa Carbajosa y yo mismo) que venimos de Cannes hemos visto entre todos más de un centenar de películas. Una buena cosecha (eso pensamos, al menos), que añadir a la lograda antes en Ventana Sur (Buenos Aires), en diciembre; Rotterdam (enero); el Mercado Europeo de Berlín (febrero); Guadalajara (México), en Marzo; Teherán (festival y mercado), en abril, y a la que habrá que añadir alguna mas de Toronto, en septiembre. Y sin olvidar, las más de 1.700 películas (entre largos y cortos), que van llegando nuestra sede del festival desde que en mayo se abrió el periodo de recepción de posibles participantes.
De entre todas esas películas que vamos a manejar (más de 2.000 en total) saldrá la selección, hecha por los ocho miembros del comité de selección, de las que comprondrán las secciones en competición (un centenar, sin contar secciones no competitivas, ciclos, retrospectivas, cortometrajes, proyecciones especiales, etc.). Esperamos que los amantes del cine, espectadores de Seminci, que el año pasado llegaron a los 90.000, puedan degustar ese cine que seleccionaremos para ustedes/vosotros en una apetitosa mesa que tendremos servida para los amantes del buen cine el 21 de octubre en que comienza nuestra 62 edición. ¡Vamos, un auténtico banquete de cine gourmet!
Javier Angulo. Director de la Semana Internacional de Cine de Valladolid