La Escuela de Barcelona, una nota de color en un mundo en blanco y negro
— 22 octubre, 2017
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La mesa redonda de este ciclo de la 62 Seminci ha puesto en valor los títulos que realizaron, en la Cataluña de los 60, los precursores de este rompedor movimiento
22/10/2017.- La 62 edición de la Semana Internacional del Cine de Valladolid rinde homenaje a un movimiento cinematográfico cosmopolita, experimental e innovador que surgió en la Cataluña de los años 60 y que, este 2017, celebra su 50º aniversario, que el festival reconoce a través de un ciclo, dentro del cual se proyectarán los 15 títulos más representativos de este movimiento.
“Mientras en Madrid se hacía un realismo oscuro, en Barcelona hacían la luz”. Así ha presentado el director de la Seminci, Javier Angulo, la mesa redonda que ha tenido lugar en la tarde del domingo 22 de octubre. Encuentro al que han acudido para charlar sobre este cine algunos de los máximos representantes del ciclo Escuela de Barcelona como son el director de la Filmoteca de Cataluña, Esteve Riambau, la actriz Serena Vergano, la productora de cine Daría Esteva y el escritor y periodista Mirito Torreiro.
La Escuela fue un momento de convergencia casual de gente que quería hacer un cine que no se podía hacer en la época
Un cine nuevo hecho en la España de los 60 que quedó encerrado en las hemerotecas y prácticamente olvidado hasta que Riambau y Torreiro comenzaron a investigar para publicar un libro sobre este movimiento tan relevante en la historia cinematográfica. Un ejemplar titulado La Escuela de Barcelona: El cine de la gauche divine que tiene su segunda edición modificada y ampliada en este 50 aniversario de la escuela. “La época en la que se hizo este cine nuevo era muy complicada, en el franquismo no había bromas”, explicó uno de los escritores de este libro, Esteve Riambau.
“La Escuela de Barcelona fue un momento de convergencia casual de gente que quería hacer un cine que no se podía hacer en la época, y lo hicieron”. El escritor Mirito Torreiro resume de esta manera el movimiento que, aunque con un antes y un después, tuvo su máximo esplendor entre los años 66 y 69. “Ver estas películas es ver una Barcelona irrepetible, la Barcelona de los años 60, desde otro punto de vista, desde donde ellos la miraban”, aseguró el escritor Torreiro.
Una mirada que sabe explicar muy bien la italiana Serena Vergano, la musa de la Escuela de Barcelona. “Yo lo viví como una cosa muy abierta y para mí fue una experiencia enriquecedora”, señaló Vergano, a pesar de que asegura que tenían muy poco tiempo y presupuesto para rodar. La actriz fue intérprete en títulos tan reconocidos de la escuela como Cada vez que…, Una historia de amor o Dante no es únicamente severo, este último codirigido por Jacinto Esteva, cineasta de la Escuela de Barcelona y que ha dejado un gran legado cinematográfico.
Una herencia que su hija, Daría Esteva, ha recuperado años después. “Crecer consiste en aprender a convivir con lo vivido y remover las películas de Jacinto ha sido muy útil para mí. He entendido muchas cosas que no entendía y me he dado cuenta de que mi padre era como un paisaje con una hidrografía muy compleja”, afirmó la productora Esteva.
Tanto el director Jacinto Esteva como otros muchos cineastas y actores como Jordi Grau, Vicente Aranda, Joaquim Jordà, Francisco Rabal o María Cuadra, que estuvieron inmersos en este movimiento de los 60, “además de hacer cosas estupendas lo pasaron bien”, asegura el director de la Filmoteca de Catalunya, Esteve Riambau, tras haber investigado durante años. Todos ellos junto a muchos otros profesionales del mundo del séptimo arte consiguieron con la Escuela de Barcelona y con este movimiento rompedor dar un toque de luz y color al mundo en blanco y negro en el que se encontraba el país en aquel momento.
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