Ozil rompe a un Valladolid con pegada (2-3)

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El Real Madrid remontó un marcador adverso y se llevó los tres puntos del estadio José Zorrilla. Manucho adelantó a los pucelanos por dos veces  en sucesivos corners botados por Ebert, pero primero Benzema y luego Ozil, por partida doble, daban la vuelta al luminoso.

El Valladolid salió muy intenso y no dejó hacer su juego a los merengues en los primeros minutos. Así en el minuto 6, Manucho aprovechaba un barullo en un saque de esquina, que había sacado el alemán Patrick Ebert, para poner por delante a los suyos. Los blanquivioletas empezaron a jugar desde entonces algo nerviosos, fruto de las circunstancias y del rival, que tenían en frente. Pases y jugadas fáciles ejecutadas a la perfección en partidos anteriores se iban al traste en la tarde del sábado. En una de ellas, Balenziaga cedía hacia atrás a Valiente, que se resbalaba y dejaba el gol en bandeja a los blancos. Callejón dio el pase de la muerte a Benzema y éste empujaba a placer.

Tras un momento de impás en el choque, otra jugada aislada de los jugadores de Djukic volvía a adelantar a los locales. Ebert, que tiene un guante en su pierna derecha, le ponía el esférico en la cabeza a manucho, que se anticipaba a Sergio Ramos y ponía el 2-1. El Madrid tuvo el control del partido durante lo que restó de primera mitad, aunque sin crear demasiado peligro. Tiros lejanos de Cristiano Ronaldo, bien repelidos por Dani Hernández, corners y faltas laterales, que no encontraban rematador y sobre todo una de Callejón, que no acertó con la vaselina. Pero el Madrid es el Madrid y en el minuto 45, Ozil, el mejor del partido sin duda alguna, hizo una gran jugada, regateó a tres o cuatro rivales y tiró la pared con Benzema. Éste de tacón le dejó frente a Dani y el alemán no perdonó.

El único jugador con desparpajo fue Patrick Ebert. Sus apariciones suponían una bombona de oxígeno para el Real Valladolid. Agresivo, perpendicular a portería y haciendo daño con sus disparos. Y en él estuvo la clave. En el minuto 30 notó un pinchazo en el muslo, (rotura de isquios) y tenía que abandonar el césped. De esa forma, los contraataques pucelanos se hicieron menos peligrosos y Mourinho pudo quitar a su lateral Nacho y sacar a toda su artillería atacante.

En la segunda mitad, el Real Valladolid desplegó mejor juego y trató de tú a tú al Madrid. Pero el gol en el último minuto de la primera mitad se presumía decisivo. El Valladolid tuvo sus ocasiones en las botas de Óscar y apariciones por banda izquierda de un atrevido Balenziaga, pero el Madrid no iba a desaprovechar los segundos cuarenta y cinco minutos. Ramos de cabeza en dos ocasiones, una atajada de manera espectacular por el portero venezolano del conjunto morado y otra anulado por un fuera de juego inexistente y Di María, en otro mano a mano con Dani no pudieron derribar al Valladolid. Pero Ozil, en una falta cometida por Sereno, iba a quitar las telarañas de la portería local.

A partir de ese momento, los blancos se echaron atrás y bien juntos, durmieron el partido y perdieron tiempo, hasta que Pérez Montero pitó el final. El Valladolid, volvió a perder, pero demostró que puede hacer daño a cualquier rival y que siempre roza la victoria. Lo peor la baja de Ebert, jugador indiscutible para Miroslav Djukic. Por su parte el Madrid sigue a años luz del equipo rápido y vertical que batió todos los récords el año pasado.

Fotos. Facebook del Real Valladolid